Pérez, de 33 años de edad, es a pesar de ser minusválido un ejemplo de superación y trabajo y dice que está cosechando el éxito como taxista de Uber.
Llegó a Nueva York hace ocho años, después del accidente cuando estaba manejando un motor en una carretera de El Pino en Dajabón, hace 12 años.
En República Dominicana, trabajó en la empresa Kola Real, cuando sufrió el accidente. Laboraba en el departamento de producción.
El taxista es casado y no tiene hijos.
A su llegada a Nueva York, tuvo que estar un año sin trabajo y luego decidió aplicar para la licencia de manejar en el Departamento de Vehículos y Motores de Nueva York, aprovechando su habilidad como chofer.
A los seis meses, obtuvo su licencia de la TLC para comenzar a trabajar en la industria del taxi.
“Renté un carro, luego compré uno en $2.500 dólares, lo vendí y conseguí otro nuevo, pero como no me acomodaba por mi condición, tuve que venderlo también para comprar el que estoy usando, que sí me acomoda”, relató Pérez.
Trabajó en las bases Express, New Haven y Premium, para pasar a Uber.
“Vi que ser taxista es el trabajo en el que no me podían discriminar, además de la barrera del idioma”, dijo Pérez.
“Este es el trabajo más fácil que podía conseguir”, agregó el taxista.
Dijo que no se ha sentido discriminado, pero se acomplejó por no hablar inglés. Trabaja entre 10 a 12 horas en el volante.
LOS PASAJEROS
Pérez dice que trata de que los pasajeros no se den cuenta de su condición, manejando con mucha precaución.
“Todos los pasajeros no tienen la misma mentalidad ni actúan igual”, dijo. Manejo con la mano izquierda en el guía y la derecha para acelerar y frenar.
“Algunos pasajeros se dan cuenta y otros no. Otros me preguntan”, añadió. Él tuvo que instarle el sistema especial para minusválidos que consiste en un aparato llamado “Control Handicap” con dos tubos, uno para el freno y otro para el acelerador.
Mientras conduce, debe mantener el freno agarrado y con el dedo gordo (mayor), maneja el acelerador.
Dijo que hay pasajeros a los que les explica que no puede ayudarlos cuando necesitan transportar algo en el baúl.
“Algunos me preguntan el porqué y les explicó que soy discapacitado y que miren mi silla de ruedas atrás”, narra. “Algunos no lo entienden y me rechazan, porque creen que estoy inventando al verme joven”.
EJEMPLO DE TRABAJO
Pérez dijo que lamentablemente hay muchas personas, incluyendo de su edad y más jóvenes, que rehúsan trabajar y algunos le han cuestionado el porqué trabaja y no coge un cheque del Gobierno.
“¿Qué tú haces trabajando si no puedes ayudar a las personas?”, me preguntan y mi respuesta a ellos es la de que no puedo estar sentado en mi casa.
“Quiero salir hacia adelante, no vine a Estados Unidos a coger ayuda, quiero seguir trabajando para ser alguien en el futuro”, dijo.
Desde que comenzó como taxista, Pérez ha visto el cambio en su situación económica y estilo de vida.
“Estoy viendo el éxito en lo económico. No tenía nada y lo poco que he logrado, lo he conseguido como taxista, porque comencé desde cero”, dijo.
Sobre su futuro dijo que está prosperando y quiere seguir cosechando el éxito. Uno de sus principales sueños es ser dueño de su propia base de taxis.
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