La novia, creada por Zheng en el 2016 –y que por tanto sólo tiene un año de edad–, se llama Yingying y según el novio su relación comenzó hace un par de meses. Un noviazgo precoz para ella y rápido para los dos. El ingeniero no tenía pareja desde que le dejó la chica con la que salía mientras estaba en el instituto, así que al final optó por fabricarse su propia esposa, después de que su familia y amigos –medio en broma, medio en serio– llevaran tiempo presionándolo para que se casara, contó él mismo a la prensa.
A pesar de que las nupcias fueron sencillas y casi en la intimidad, Zheng quiso que no faltara ni uno de los detalles de toda boda convencional. Hubo el correspondiente banquete nupcial –que la novia no cató por razones obvias–, regalos y el típico velo rojo sobre el rostro de la novia propio de las bodas tradicionales chinas.
Yingying no puede andar, pero su creador ya trabaja en ello y quiere que lo ayude en las tareas domésticas
La ahora ya señora de Zheng llegó a la ceremonia ataviada con un vestido negro y en brazos de su prometido, ya que aún no está programada para andar, aunque su desarrollador y ahora esposo afirmó que piensa actualizar a Yingying constantemente y que ya está trabajando para que pueda caminar, así como para que sea capaz de ayudar con las tareas domésticas. De momento, Yingying solo es capaz de pronunciar algunas palabras mediante una conexión a un ordenador con textos y archivos de audio almacenados, y también puede reconocer algunos caracteres chinos, fotografías y objetos.
Después de la boda, ambos se fueron de paseo, y aunque Yingying sólo pesa 30 kilos, su esposo dijo que cree que debe perder algo de peso, ya que manifestó que acarrearla de un lado para otro es algo cansado.
Como es lógico, este matrimonio entre un hombre y su creación humanoide no tiene valor legal, ya que las bodas entre humanos y androides por ahora no están incluidas en la legislación de ningún país del mundo civilizado.
El joven Zheng desarrolló su pasión por la inteligencia artificial en el instituto, donde llegó a construir un robot que jugaba al fútbol, con el que ganó un premio en un concurso nacional. Posteriormente, se graduó y obtuvo un máster en Inteligencia Artificial en la Universidad de Zhejiang en el 2011. Al terminar sus estudios, el ingeniero empezó a trabajar en la multinacional tecnológica Huawei, hasta que el año pasado fundó su propia compañía en la ciudad de Hangzhou, de la cual Yingying es la primera creación. (Publicado originalmente en shina.com, traducción La Vanguardia de España)
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